viernes, 10 de agosto de 2012

PROMETHEUS

Una película con pros y contras a partes iguales

Fue en 1979 cuando Ridley Scott decidió introducir un octavo pasajero en la nave comercial Nostromo, teniendo como consecuencia que a día de hoy, 33 años después, el universo creado por el director inglés siga siendo un icono pop. Tal fue el éxito de Alien, el octavo pasajero que se creó de dicha cinta una triología, cuyas secuelas fueron dirigidas por James Cameron y David Fincher, respectivamente, pero siempre con Sigourney Weaver encabezando el reparto.

Ahora, que ya creíamos haber conocido y visto todo sobre Alien y su saga (lamentablemente,  hemos llegado a verlo enfrentándose al Depredador de McTiernan), Ridley Scott vuelve a ponerse al frente de la franquicia para narrarnos el origen de Alien y de la propia humanidad en su Prometeus.

Prometheus nos desvela el inicio de toda esta saga cuando, en 2089, un grupo de investigadores descubren un mapa celeste donde supuestamente habitan nuestros “ingeniadores”, una raza anterior a la humana que, como su propio nombre indica, fueron nuestros creadores. Con estos fines se embarcan abordo del Prometheus, el cual los llevará al misterioso planeta donde, además de los orígenes de la humanidad, podrían encontrar el fin de esta.


Con esta premisa, Ridley nos plantea una película con demasiadas buenas ideas que no llegan a desarrollarse bien, dejando al espectador insatisfecho y llegando a ser parcialmente previsible. El film, a pesar de ser capaz de atraer al espectador con los hechos que nos plantea desde el principio, no es capaz de eclosionar a tiempo para terminar de cautivar a la platea. 

El principal reproche que se le atribuye a la película es la ingente cantidad de preguntas sin respuesta que plantea. Es cierto que sí, que algunas son resueltas, pero muchas (demasiadas) de ellas se encuentran orientadas a dejar al espectador con las dudas obligándolo a visionar la futura secuela de esta. Además, la película cuenta con conversaciones con frases lapidarias bastante exprimidas que quitan frescura y brillantez al guión.

Estéticamente, Scott nos presenta magníficos entornos, pasando desde sus típicos espacios claustrofóbicos hasta los extensos paisajes que nos muestra en el excelente montaje que inaugura la película.

En lo referente a la tripulación de la nave insignia, nos encontramos al frente del reparto a la sueca Noomi Rapace interpretando en el papel protagonista a la científica Elizabeth Shaw, realizando una la interpretación que dista de la que realizó Sigorney Weaver de la mítica teniente Ripley. El resto de la actuación pasa igual de desapercibido exceptuando los trabajos de Michael Fassenbender como David (el cual sería el equivalente al androide Bishop del “Aliens” de Cameron) y a Charlize Theron como Meredith Vickers, la fría dueña de la nave.

Conclusión: Ridley Scott se aleja del terror para acercarse a la ciencia-ficción en esta nueva entrega del universo de Alien. Una película entretenida e interesante que si bien no desmerece su visionado, no es capaz de crear una trama solida y atrapante, dejando algunos vacíos argumentales y preguntas sin respuesta.


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